Aprovechando que contaba con un poco de tiempo extra, dediqué algunos minutos para revisar el material fotográfico guardado. Así fue como encontré esta imagen, la que ven arriba. La observé con cuidado, y pensé ¿por qué motivos habré estado tan seria y con cara de preocupada en esa ocasión? No lo recuerdo en este momento, pero es increíble como el rostro refleja todo lo que pasa por nuestra mente. Por eso dicen, los que saben, que la cara es el reflejo del alma. Si el alma está inquieta, o afligida o perturbada, mírate al espejo y verás como todo eso, se trasluce en tu mirada, en tus facciones.
De todas maneras, creo que no es bueno, eso de andar con el ceño fruncido por la vida. Si pensamos en positivo, con alegría, esperanza y confianza, aunque tengamos problemas, toda situación complicada tiene a hacerse más llevadera.
Sonreír y mostrar buen ánimo, aún en las adversidades, no es irresponsabilidad o desenfado, sino tener fe de que todo puede solucionarse.
Ahora, mientras voy caminando, me observo cada tanto en alguna vidriera y si tengo cara de amargada, inmediatamente me digo, ¡vamos, a cambiar ya mismo esa mueca triste, por una sonrisa! La vida es un regalo maravilloso, no perdamos tiempo en aflicciones y angustias inútiles. Ya encontraremos solución a los inconvenientes que se nos presentan cotidianamente, pero mientras tanto, ¡¡mostremos una gran sonrisa que nazca bien de adentro y que nos ilumine el derrotero!!