Debo admitir que las frases del señor Albert Einstein me encantan. Una y otra vez, sucumbo ante sus encantos. Cada vez que las repaso, les encuentro un nuevo sentido o aplicación.
Seguramente sonaré redundante, pero, ¡este hombre era un genio!
Presten atención al siguiente pensamiento: “Hay dos maneras de vivir la vida, una es no creer que existen los milagros, la otra es creer que todo es un milagro”… lo dijo así, de manera tan sencilla y clara, sin embargo podríamos debatir días enteros sobre tan profundo y extenso tema.
¿Será que las mentes más brillantes tienen una visión más simple de todas las cosas? Esto me resulta inquietante porque creo que me acerco más al otro extremo, al de enmarañar inclusive lo que se presenta como fácil u ordenado. Lo bueno y alentador es que siempre se pueden modificar las conductas dañinas o contraproducentes, hay esperanza, pero es cuestión de estar dispuestos a arriar algunas banderas, porque como bien lo dijo el notable físico “Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”. Excelente consejo si no se quiere tropezar una y otra vez, con la misma piedra.
La que viene a continuación, es un verdadero tesoro: “En los momentos de crisis, sólo la imaginación es más importante que el conocimiento”, ¡vaya si lo hemos comprobado estos últimos años! Nos hallamos en ejercicio constante de esta afirmación. Esto me recuerda la graciosa salida que tenía un compañero de trabajo. Cuando le preguntábamos si sabía alguna cosa importante, él contestaba que no, pero que conocía el teléfono del que sí la sabía.
“Lo importante es no dejar de hacerse preguntas”, con esta por lo menos me eximo, como decíamos en el colegio. Desde que me enseñaron a no tener vergüenza de preguntar lo que ignoraba, practico la sana costumbre de investigar, indagar y curiosear, les puedo asegurar que de esta forma he aclarado muchos rincones oscuros de mi mente.
Para finalizar y como regalo de despedida, hasta el post que viene, les dejo la siguiente, mezcla de humor negro e ironía: “Si mi teoría de la relatividad es exacta, los alemanes dirán que soy alemán y los franceses, que soy ciudadano del mundo. Pero si no, los franceses dirán que soy alemán y los alemanes que soy judío”… y fue exacta, porque él era un hombre exacto, un buen hombre.