sábado, 21 de marzo de 2009

Detalles que hacen la diferencia


Cuando era pequeña e iba a la escuela primaria con mi hermana mayor, mi madre, cada día durante todos esos años, indefectiblemente desplegaba el famoso y archiconocido “paquete de recomendaciones”. Nunca faltó la extensa lista de cuidados que debíamos tener. Inclusive a veces, con mi hermana aprovechábamos para cargarla un poco y antes de salir para el colegio, decíamos a dúo:

- Sí, mamá ya lo sabemos: mirar para ambos lados antes de cruzar las calles, hacerlo con premura, jamás acercarnos a los autos, ni a gente desconocida, y menos aún si nos ofrecen golosinas… etc., etc.

Por lo que sé, prácticamente todos mis compañeros participaban en sus hogares de las mismas exhortaciones.

Me pregunto si los padres siguen haciendo eso con sus hijos, si les advierten de todos los peligros con los que pueden encontrarse al salir a la calle. Recién ahora entiendo la importancia de la repetición, porque cuando somos niños, olvidamos con gran facilidad las cosas, o no le damos el valor que requieren, por ese motivo se hace necesario insistir cada día, “como la gota que horada la piedra”.

Con gran preocupación observo que la gran mayoría de los niños hoy en día, cruzan las peligrosas calles y avenidas, totalmente distraídos, a veces jugando entre ellos y otras faltando el respeto a los automovilistas haciéndose los cancheros ( sobradores ).

¿Será que los padres ya no encuentran tiempo para aconsejar sobre esos detalles tal vez sumamente cotidianos, pero tan importantes a sus pequeños?

En la televisión a cada rato martillean: “Si de verdad ama a sus hijos, compre el mejor desinfectante para el hogar”, o “Sólo será una buena madre si da a sus hijos, Actimel, Danonino y crema dental Colgate”… sin embargo, me parece que toda la mercadería del mundo no suplanta los sabios y preocupados consejos de los mayores, que son verdaderamente oro puro, y no se adquieren con dinero.

martes, 17 de marzo de 2009

Viviendo en el Limbo...


Con mi esposo hacemos un programa de radio, cuya temática es el humor cotidiano y familiar. No nos metemos con los políticos, para serles sincera, tampoco poseemos la “estructura necesaria” para salirles al cruce.
Existe un detalle que llama mucho la atención al individuo analista y observador, convengamos que, lamentablemente, son minoría. El 99,9% de las emisoras radiales desarrollan programas “periodísticos” que se dedican a comentar temas de la farándula artística, dimes y diretes de las modelos, vedettes y otras yerbas, o lo que es aún mucho más fastidioso y hueco, se las pasan disertando sobre los “contenidos” de programas televisivos del tipo: Gran Hermano, Videomatch, o Cantando, Bailando por un Sueño… ¿ustedes saben a qué me refiero, no?
Sin embargo, todos los habitantes de Sudamérica sabemos y experimentamos un sin número de situaciones que requieren una lectura. Suceden a diario hechos que deben ser difundidos, analizados y discutidos por personas entendidas y también por la población en general. Los programas periodísticos de verdad “brillan por su ausencia”.
No les pido que viertan opiniones, simplemente les reclamo objetividad en la información.
Todo esto vino a mi mente esta mañana, casualmente cuando terminé de leer el libro CORTINAS DE HUMO, de Jorge Lanata…

lunes, 9 de marzo de 2009

Un grande...


Estoy leyendo a ROBERTO FONTANARROSA, ¿lo conocen? Para los que no, les comento que fue un escritor y humorista gráfico argentino. Nació en el año 1944 y falleció hace poco, en el 2007. Se lo extraña mucho, era un tipo fuera de lo común y muy querido. Si tienen la oportunidad, y si no búsquenla, lean algo de él y después me cuentan.

Aquí les dejo algunas de sus frases, son las que a mí más me gustaron y quiero compartirlas con ustedes que son mis amigos.

-“La próxima vez que me ataque la inspiración, me voy a defender mejor.”

-“Una cosa es ser sedentario y otra aburrido.”

-“Nunca olvides a un amigo, especialmente si él te debe.”

-“Cuando me interno en la filosofía, no se sabe cuándo me van a dar el alta.”

-“La oportunidad es lo único que al alejarse, se agranda.”

-“Una cosa es la sinceridad amistosa y otra la crueldad innecesaria.”

-“Está tan viejo que en vez de un Reumatólogo, lo atenderá un Paleontólogo.”

-“Tiene menos pulso que la Venus de Milo.”

-“Es bueno en la cama… ha llegado a dormir siestas de siete horas.”

-“Todos me corren, soy como el puma acorralado de la sierra, el payador perseguido de La Pampa… el espeto corrido del Brasil.”

-“No tenemos que copiar las cosas malas de afuera. Nosotros tenemos que crear nuestras propias cosas malas.”

-“Ya lo anunció Nostradamus con notable precisión: ALGÚN DÍA VA A PASAR ALGO MALO.”

Lo bueno que tiene es que, aparte de hacerlos reír, los hará pensar.

lunes, 2 de marzo de 2009

Consumismo...


¿Se dieron cuenta que, a lo largo de nuestra vida, adquirimos tantas cosas que no necesitamos realmente? A algunas ni siquiera las llegamos a utilizar una vez.
Varios años atrás, leí que, “No es más rico aquel que más tiene, sino el que menos gasta”, esta frase estuvo mucho tiempo dando vueltas en mi mente. Comencé a observar mi conducta y la de las demás personas que me rodeaban, con respecto a las compras y adquisiciones en general. No es que me desviva por llegar a ser millonaria, pero lo que sí me molestaría es descubrirme un día, rodeada de cosas superfluas, que no preciso, que no me hacen feliz y sólo me causan molestias.
Si compro gran cantidad de comestibles, los tendré que consumir antes de su vencimiento, esto me presionará y sólo hará que aumente de peso. Si lleno la casa de muebles y adornos, tendré que invertir en una persona que los limpie o de lo contrario me llevará horas hacerlo yo misma. Todo objeto necesita cuidados, si no se deteriora y pierde su encanto.
¿Para qué llenar el ropero de vestidos y zapatos?, si con una pequeña cantidad de los mismos podemos vernos bien.
Si cuidamos los electrodomésticos y demás elementos útiles de la casa, nos durarán más tiempo, no necesitamos cambiarlos continuamente, siempre se los puede reparar. Hay que “sacarle el jugo a las cosas”, no dejar que ellas nos saquen el jugo a nosotros. Eso no es ser tacaño ni miserable, es saber cuidar y administrar lo que se posee. Es una actitud ante la vida, que se traslada a todos los ámbitos… no derrochar, no malgastar, no desperdiciar.
Tener lo esencial, ¿para qué más?
Recordemos que son otros los aspectos que nos dan felicidad, aquellos que no se adquieren con dinero, los inmateriales. Como decía el poeta, “Lo invisible a los ojos”, pero que llena el alma.