Por supuesto que se extraña la comunicación y el rico intercambio que antes era habitual, y ahora no tanto, entre los blogueros y la que suscribe. Situación que en cualquier momento puede modificarse, pero mientras tanto acepten algunas explicaciones, las disculpas correspondientes y algo de contenido atrasado.
Decir que todos andamos apurados no es ninguna novedad. Interesante sería descubrir los motivos que nos conducen a dicho estado de “urgencia permanente” y, lo realmente edificante, encontrar la manera de evitarlo.
Para toda ocasión son permanentemente bienvenidos los consejos saludables, pero lo fundamental es recordarlos en el momento preciso. Con la intención de ilustrar esto último, les diré que cada vez que llega el invierno a estas latitudes, una luz amarilla se enciende en mis recuerdos, y casi escucho la voz de mi bobe (abuela en hebreo) diciendo: “para prevenir enfermedades lo mejor es la sopa de pollo”.
De todas formas, uno siempre trata de estar atento a las señales internas y externas que competen a nuestra existencia, porque creo que nadie desea partir de este mundo antes de la víspera. A propósito de lo dicho anteriormente recuerdo una anécdota en que justamente, estuve a punto de integrar la lista de los “ausentes permanentes”. Sin embargo, luego de aquel trance casi fatal, pude afirmar que, por lo menos en lo que a mí respecta, “el cielo puede esperar”.
Volveré prontamente y aquí nos encontraremos, porque, seamos sinceros, ¡es agradable bloguear!