Si un día cualquiera, por desventura te levantas alicaído, abatido o escaso de ganas, te sugiero que tomes en tus manos algún escrito de Pedro Bonifacio Palacios, sí, el célebre poeta argentino, conocido también por el seudónimo de ALMAFUERTE. Como diría el Chuqui (mi esposo), ¡¡qué polenta (fuerza de carácter) tenía este hombre!! ¡cuánta fibra, cuánto empuje!. La energía de sus palabras traspasa el papel y se clava en el alma, con tanto poder que uno no atina más que a levantarse como un resorte nuevo y avanzar. Esa es la consigna, sacudirse y dejar atrás todo mal presagio u oscuro sentimiento.
“No te des por vencido ni aun vencido,
No te sientas esclavo, ni aun esclavo;
Trémulo de pavor, piénsate bravo,
Y arremete feroz, ya mal herido.”
Uno podría pensar, el muchacho habrá escrito esto desde un cómodo sillón, donde lo tenía todo resuelto y en orden… ¡craso error!, la vida de ALMAFUERTE no fue ningún paisaje de color, ni prado en flor, ni lecho de rosas, al contrario. Por lo general, la vida solía presentársele hostil y llena de espinoso follaje, lo que se diría un panorama bastante desalentador.
“Si te postran diez veces, te levantas
Otras diez, otras cien, otras quinientas;
no han de ser tus caídas tan violentas
ni tampoco por ley, han de ser tantas.”
¡¡Abran paso, háganse a un lado!! Llevo un torrente impetuoso de ALMAFUERTE en las venas. Soy imparable, allí voy, prepárate vida, porque he decidido arremeter una vez más.