domingo, 26 de julio de 2009

¡Avanti!


Si un día cualquiera, por desventura te levantas alicaído, abatido o escaso de ganas, te sugiero que tomes en tus manos algún escrito de Pedro Bonifacio Palacios, sí, el célebre poeta argentino, conocido también por el seudónimo de ALMAFUERTE. Como diría el Chuqui (mi esposo), ¡¡qué polenta (fuerza de carácter) tenía este hombre!! ¡cuánta fibra, cuánto empuje!. La energía de sus palabras traspasa el papel y se clava en el alma, con tanto poder que uno no atina más que a levantarse como un resorte nuevo y avanzar. Esa es la consigna, sacudirse y dejar atrás todo mal presagio u oscuro sentimiento.

“No te des por vencido ni aun vencido,

No te sientas esclavo, ni aun esclavo;

Trémulo de pavor, piénsate bravo,

Y arremete feroz, ya mal herido.”

Uno podría pensar, el muchacho habrá escrito esto desde un cómodo sillón, donde lo tenía todo resuelto y en orden… ¡craso error!, la vida de ALMAFUERTE no fue ningún paisaje de color, ni prado en flor, ni lecho de rosas, al contrario. Por lo general, la vida solía presentársele hostil y llena de espinoso follaje, lo que se diría un panorama bastante desalentador.

“Si te postran diez veces, te levantas

Otras diez, otras cien, otras quinientas;

no han de ser tus caídas tan violentas

ni tampoco por ley, han de ser tantas.”

¡¡Abran paso, háganse a un lado!! Llevo un torrente impetuoso de ALMAFUERTE en las venas. Soy imparable, allí voy, prepárate vida, porque he decidido arremeter una vez más.

domingo, 19 de julio de 2009

Amar lo imperfecto

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Cuando nuestra gata siamesa, Haifa, dio a luz seis gatitos, no nos encontrábamos en casa. Llegamos un tiempo después y nos sorprendió con una imagen un tanto desalentadora. Ella estaba dando de mamar a cuatro gatitos y más allá, a un costado de la cucha, estaban dos cuerpitos abandonados. Uno frío e inerte, el otro, ¡aún respiraba! Llamamos urgente al veterinario por teléfono, nos dijo que si todavía respiraba, había un mínimo de posibilidad que se salvara. Nos dijo que tratáramos que la madre le diera de mamar, así lo hicimos, lo calentamos un poco con nuestras manos y lo acercamos a la teta de Haifa. Afortunadamente el gatito volvió a la vida, se prendió a la teta y allí su historia cambió para siempre. Ese gatito es hoy en día, nuestra adorada Gaza.

¿Por qué la madre la había apartado de la camada de gatitos, sabiendo que una muerte segura aguardaba a esas crías abandonadas? El veterinario nos explicó que las gatas suelen “intuir”, por puro instinto animal, que la cosa no está del todo bien con algunos recién nacidos y deciden ocuparse de las crías que no tienen defectos ni problemas físicos. En ese momento, no lo comprendimos, pues Gaza , a simple vista, era una gatita normal y saludable, pensamos que la naturaleza animal, a veces cometía sus errores. Pasó el tiempo.

Cuando Gaza fue una gata madura, quedó preñada. Al momento de dar a luz, comenzaron los problemas, no podía hacerlo y finalmente, tuvimos que llevarla al veterinario para que la operara. Perdió los gatitos y nos enteramos que jamás podría tener crías, pues había nacido con un problema congénito, tenía los órganos reproductores inmaduros. Recién entonces, luego de transcurridos tres años, nos dimos cuenta la razón de que la madre intentara dejarla morir, pues “sabía” que esa cría tendría problemas en el futuro. De todas maneras, somos muy felices con Gaza, aunque no pueda tener más gatitos, pues ese pasó a ser un detalle menor. Menos mal que los seres humanos tenemos esa capacidad de ser magnánimos y piadosos con los defectos o fallas de la naturaleza, a diferencia de los animales. Dios nos dio esa capacidad, sólo que no muchas veces la empleamos y desarrollamos… pero aún así, no deja de ser un don maravilloso y digno de admiración.

domingo, 12 de julio de 2009

Se hará justicia…

CABALLO0010 Hace unos siete años, me tocó ser administradora en un edificio de veinte departamentos. El cargo era ad honorem, y fui elegida en asamblea. Fue toda una experiencia para mí, aprendí mucho el año y medio que duré en el cargo, luego renuncié pues nos mudamos a una casa.

El edificio tenía una encargada, llamada María, que llevaba varios años ocupando el cargo de limpiadora. Debo confesarles que esa mujer fue una de las personas más oscuras, traicioneras y mal intencionadas que conocí en toda mi vida. Era muy astuta, siempre sembraba discordia entre los habitantes del lugar, “divide y reinarás” era uno de sus lemas preferidos, y, “quédate con todo lo que puedas aunque no te pertenezca”, otro.

Cuando descubrí sus muchas malas maniobras y la enfrenté, comenzaron los problemas para mí.

Como era una mujer mayor, de escasos recursos y con algunos problemillas de salud (creo que los exageraba), yo llevaba las de perder. Es sabido que el común de las personas, se inclina por el que ven más desvalido a simple vista. Justamente a eso quería llegar, que muchas veces nos equivocamos al juzgar a las personas “por lo que se ve de ellas”. Si un hombre pobre se enfrenta a uno millonario, la mayoría de las personas simpatizará con el de menores recursos económicos. De igual manera si se tratara de un niño y un adulto o de una persona físicamente disminuida y otra que gozara de completa salud y excelente estado.

¿De dónde sacamos que esta postura es justa y razonable?

Para comenzar, no se puede generalizar, todas las situaciones tienen su particularidad. No se debe pre juzgar, ni dar las cosas por sabidas.

A veces, y no son pocas, lamentablemente, un niño puede causar mucho daño, un enfermo, un indigente o cualquier persona en inferioridad de condiciones, lo puede hacer. Y no siempre el poderoso, atlético o adulto es culpable.

Repasemos y analicemos con cuidado este tema, podemos causar mucho daño, creyendo que estamos actuando correctamente. No nos dejemos llevar por las apariencias, se los sugiero por experiencia.

Finalmente le gané la batalla a María. Pero sufrí muchas injusticias por parte de mis convecinos, por tener un cargo mayor al de aquella no tan “pobre mujer”.

sábado, 4 de julio de 2009

¿Para cuándo la vida..?

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Hoy es Sábado y mientras Pepe, mi esposo, escucha fuerte el tema musical “Acuarela”, voy mentalmente hacia atrás, en el tiempo, unos cuantos años. Recuerdo un día cualquiera de mi infancia cuando mi madre apareció con una caja de crayones (lápices de cera), de variados colores. ¡Crayones!, ¡fantástico!... y ¿para qué sirven? Mi madre me dijo que se podían hacer muchísimas cosas con ellos. Los tomé en mis manos y los observé… ¿muchas cosas, como qué por ejemplo?, ella dijo que lo que me dictase la imaginación, casas, animales, frutas, lo que quisiera, sólo era cuestión de tomar un papel en blanco y poner en marcha la creatividad.

¿Saben una cosa? Creo que de eso se trata la vida. De aceptar “lo que nos tocó en el reparto” y con eso construirnos una vida. Que puede ser hermosa si la hacemos así, o puede tornarse amarga y pesada, de la misma manera. Todo depende de lo que fabriquemos con “con los crayones” que tenemos.

Las opciones son ilimitadas. Otra cosa, si no nos agrada el dibujo que plasmamos, existe la posibilidad de dejarlo a un lado y hacer otro, a nuestro gusto, que nos brinde satisfacción.

Todo, absolutamente todo, es mejor a quedarse mirando estáticamente la caja de ceras coloridas. Tantas cosas por hacer, tantas situaciones por vivir, no las desaprovechemos, el tiempo pasa… ¡¡manos a la obra!!