SOLIDARIDAD: Adhesión circunstancial a la causa o a la empresa de otros.
La calma y paz de la madrugada se vieron interrumpidas por el estruendo producido por un gran camión cuyo conductor intentaba introducirlo, en un pequeño portón, marcha atrás.
No fue fácil, intentó por lo menos diez veces antes de embocar la parte posterior del acoplado en la abertura del depósito. Todas las maniobras estuvieron acompañadas por gritos de los ayudantes del chofer que intentaban, de esa manera, guiarlo hasta el portón.
Imagínense ustedes, cuatro de la mañana, ruidos de motor de camión yendo y viniendo, bufidos estruendosos de los frenos al ser accionados, comunicación a gritos entre el conductor del camión y sus colaboradores, una bochinchera sinfonía que rompió el silencio de la noche despertando a todos los vecinos.
En el medio del fragor del procedimiento, se escuchó la voz de uno de los habitantes del barrio que, hastiado de tanto barullo, lanzó al aire exclamaciones de protesta por haber sido despertado a esa hora.
Después reinó el silencio y la quietud.
Por la mañana, cuando íbamos a trabajar, detuvimos nuestro vehículo en la casa de la esquina y bajamos a preguntarle al vecino qué fue lo que ocurrió durante la noche porque los ruidos y voces se escucharon desde nuestra casa, distante unos 100 metros.
Nos relató los hechos y nos comentó que fuimos los únicos habitantes del barrio que nos dignamos a investigar sobre lo acontecido, que estaba muy dolido por la falta total de solidaridad del resto del vecindario.
Después de hablar con él, y ponernos a su disposición para lo que fuese necesario, seguimos nuestra marcha. Recordamos que en varias oportunidades en que realmente esperábamos nosotros el apoyo solidario de quienes viven cerca de casa, él, que ahora reclamaba atención por parte de sus prójimos, se había hecho el desentendido aludiendo a que lo que nos afectaba a nosotros a él no le correspondía solucionar.
No obstante sus mezquinos antecedentes, estamos dispuestos a ayudarlo en lo que podamos, porque entendemos que de esa forma seguramente se dará cuenta que no estamos solos en el mundo, que así como hay otros que necesitan de nuestra solidaridad, en algún momento nosotros necesitaremos de la de ellos.
Siempre hay que estar dispuesto a colaborar con otras personas, no esperando la reciprocidad, sino por una actitud de respeto y consideración.
14 comentarios:
estoy totalmente de acuerdo con vos en todo lo que decis en este post-
Excelente entrada
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NOTA:
Este post fue escrito por un invitado, mi esposo, Pepe Curti.
CLARA
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Hola Clara, pues estoy de acuerdo con tu invitado y seguramente vos también, si todos fuéramos solidarios seguramente nuestro entorno sería más grato.
Besos
Estercita
Carla: perdón Carla, olvidé aclarar que se trataba del post de un invitado. De todas maneras, vale tu opinión. Gracias por estar siempre presente por aquí. Tienes asistencia casi perfecta, jajaja.
Besos.
Un beso cielo.
A todo tu ser.
La generosidad se demuestra desde dentro.
Y actuando.
Gracias por implicarte en el mundo.
Besos
Tá bien, lo escribió Pepe que es tu hombre, o sea, las manzanas no caen lejos de los árboles, vos opinás igual así que vale.
Salud a ambos.
Estercita: así es. Además, cuando somos solidarios, nos sentimos tan bien, ¿no?... casi ángeles, jaja. Hablando en serio, es una sensación muy reconfortante.
Leni: gracias, igualmente.
¿Sabes que pienso Leni?, que si uno ayuda a los demás, el alma sana sus heridas... es una buena terapia.
Un abrazo.
Abru: es cierto, justamente ayer lo hablábamos con Pepe, coincidimos mucho en nuestra manera de pensar y ver las cosas... aunque a veces me dan ganas de arrojarle algunas de esas manzanas por la cabeza, jaja.
ser solidario,ser buen vecino,conceptos que se van perdiendo, quizás porque las gentes se meten en sus hogares creando un submundo en la que los problemas de los demás poco importan,eso si,si nos toca,deseamos las solidaridad de los demás,pero ¿si no ofrecemos,como vamos a recibir)
abramos las persianas al vecino,tengamos las puertas abiertas,compartamos problemas y risas,en fin,seamos humanos y sociales y no estaremos solos
Goloviarte: si tomáramos en cuenta que, ayudando a los demás nos ayudamos a nosotros mismos, la cosa cambiaría.
A veces esto no nace solito, hay que ayudarlo a que salga.
Abrazos.
Hoy salí y cuando volví no podía abrir la puerta. Mi marido no estaba y ahora, dos horas después, aún no ha llegado. Yo me preguntaba, ¿y si no puedo abrir, qué hago?, ¿quién me va a ayudar? Menos mal que pude, sino tendría que haberme quedado a ver quién me ayudaba.
Besos.
Mariela: por esa y otras razones más, creo que lo mejor es mantener una buena relación con los vecinos. Lo ideal sería una excelente relación, pero a veces es difícil.
Como diría mi esposo, medio en broma, medio en serio: "No tengo enemigos sino algunos amigos que me odian", jaja... uno se ríe por no llorar.
Como siempre, es un placer leerte. Te recomiendo que no esperes que el vecino cambie de actitud...como ustedes dicen, no es por pincharte el globo pero si no le interesó saber a qué se debía la bulla y reaccionó con gritos, dudo que se interese por el bienestar de ustedes en un futuro. Muchas gracias por tu blog. Besos, Clara!
Andrea: ¡hola! Lamentablemente las personas tenemos, a veces, esas actitudes prejuiciosas, intolerantes y egoístas. Nunca es tarde para cambiar y tratar de ser mejores, ¡¡se puede!!
Gracias por tus palabras, eres tan buena.
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