Una noche estrellada, estábamos tomando unas cervezas con el Chuqui, en el jardín de nuestra casa, y se me ocurrió preguntarle: ¿alguna vez te encontraste o conociste personalmente a un asesino o delincuente peligroso? Hizo memoria un rato y luego comenzó a narrarme “la historia del misterioso individuo que hacía dedo (aventón) en la ruta”. Como no me podía quedar atrás, a su vez le conté mi experiencia. Me moría de ganas de hacerlo, ya que es una de mis anécdotas escalofriantes preferidas…
Hace unos 20 años pusimos, en sociedad con mi cuñado, una panadería. Alquilamos un gran galpón con todas las maquinarias y una casita, que pasé a ocupar yo. El dueño anterior, nos recomendó algunos empleados y al maestro panadero, así que los tomamos y comenzamos a trabajar.
Todo iba marchando bastante bien. Hacíamos el reparto de pan por las mañanas bien temprano y teníamos la tarde libre. Mientras mi cuñado llevaba los papeles y hacía las compras, yo controlaba al personal, de modo que pasaba mucho tiempo con ellos.
El maestro panadero, de nombre Ramón, era un hombre de unos 30 años, muy serio y aplicado. Un día me acerqué y le pregunté por su familia y sus cosas en general. Me contó que el único gran drama de su vida, fue haber perdido, tres años antes, a su muy amado hermano menor. Me relató que lo habían asesinado cobardemente. Fue todo por problemas de dinero. Un hombre, a quien Ramón conocía muy bien, una noche había enviado a dos muchachotes con puñales, para que le tendiesen una emboscada al hermano, en el camino que solía tomar para ir a la casa, y terminaran con su vida. Así lo hicieron, sólo que el hermano no murió instantáneamente, logró llegar hasta la casa, totalmente mal herido y desangrándose por las múltiples puñaladas que recibió. Murió en brazos de su hermano, nuestro maestro panadero no sin antes relatarle todo lo acontecido.
Me decía muy compungido, que en ese momento junto al cadáver de su querido hermano, él juró que lo iba a vengar, como fuera, lo iba a vengar…
Hace unos 20 años pusimos, en sociedad con mi cuñado, una panadería. Alquilamos un gran galpón con todas las maquinarias y una casita, que pasé a ocupar yo. El dueño anterior, nos recomendó algunos empleados y al maestro panadero, así que los tomamos y comenzamos a trabajar.
Todo iba marchando bastante bien. Hacíamos el reparto de pan por las mañanas bien temprano y teníamos la tarde libre. Mientras mi cuñado llevaba los papeles y hacía las compras, yo controlaba al personal, de modo que pasaba mucho tiempo con ellos.
El maestro panadero, de nombre Ramón, era un hombre de unos 30 años, muy serio y aplicado. Un día me acerqué y le pregunté por su familia y sus cosas en general. Me contó que el único gran drama de su vida, fue haber perdido, tres años antes, a su muy amado hermano menor. Me relató que lo habían asesinado cobardemente. Fue todo por problemas de dinero. Un hombre, a quien Ramón conocía muy bien, una noche había enviado a dos muchachotes con puñales, para que le tendiesen una emboscada al hermano, en el camino que solía tomar para ir a la casa, y terminaran con su vida. Así lo hicieron, sólo que el hermano no murió instantáneamente, logró llegar hasta la casa, totalmente mal herido y desangrándose por las múltiples puñaladas que recibió. Murió en brazos de su hermano, nuestro maestro panadero no sin antes relatarle todo lo acontecido.
Me decía muy compungido, que en ese momento junto al cadáver de su querido hermano, él juró que lo iba a vengar, como fuera, lo iba a vengar…
4 comentarios:
Porfi, me engache, quiero la parte 2!!!
Besos
Bellota
Paula y Hernán:... y no es un cuento, ¡es la vida real!
Ya vendrá la parte 2...
Besos pareja querida.
Urgente la parte 2!
Desire: así que te atraen las historias escalofriantes... ya viene la segunda parte.
Publicar un comentario